El pasado miércoles accedieron a la Unidad Terapéutica y Educativa (UTE) cerca de cincuenta familiares de internos con motivo de unas actividades programadas por la dirección del establecimiento. A dicha actividad acudieron también diversas autoridades, entre ellas el Delegado del Gobierno en la Región de Murcia y la Jueza de Vigilancia Penitenciaria.
Tras los actos institucionales, los participantes se desplazaron nuevamente a la UTE, donde la dirección había organizado un ágape para internos y familiares.
Al día siguiente, y tras sospechas fundadas de la presencia de drogas en el módulo, se procedió a realizar controles analíticos a varios reclusos de la UTE. Ocho internos fueron sometidos a prueba, resultando cinco de ellos positivos en cocaína.
Estos hechos ponen de relieve lo que ACAIP-UGT viene denunciando desde hace años:
Este sindicato no entiende por qué, ante una actividad que implicaba la entrada de medio centenar de personas ajenas a la institución, no se contó con la presencia de la unidad cinológica con base en el Centro Penitenciario de Murcia II, limitándose únicamente a las medidas habituales de seguridad.
Resulta especialmente preocupante que se produzcan introducciones de droga incluso en presencia de autoridades, lo que demuestra que los actuales medios de control son insuficientes y que la presión sobre el personal penitenciario es cada vez mayor, frente a la nula respuesta de la Administración.
Los datos oficiales son claros: en 2024 se incautaron en las prisiones españolas más de 3 kilos de cocaína y alrededor de 55 kilos de cannabis, sin contar otras sustancias.
Por todo ello, desde ACAIP-UGT exigimos:
El compromiso del personal penitenciario es incuestionable, viéndose obligado a asumir los problemas de seguridad derivados del buenismo de la actual política penitenciaria, más atenta a criterios estadísticos que a la dura realidad de los centros.